Ando inspirada…

19 02 2012

Y las gotas de agua resbalaban rápidamente por tu pecho, mientras mis manos se entrelazaban perfectamente con las tuyas en un nudo perfecto, sin huecos, sin vacíos.
Los besos eran cálidos, tanto, que ni siquiera se podía notar lo fría que estaba el agua que caía sin cesar de esa ducha a la que llegamos después de horas paseando entre las montañas que se formaron en tus sábanas.
Los latidos de mi corazón eran cada vez más rápidos y los tuyos cada vez más fuertes… Y así… así siguieron… y no paran…