«-Te adoro-, le susurró al oído… y ella quedó sin palabras.
Sentía que el corazón se le llenaba por todos los vacíos que éste tenía; sentía esas mariposas de las que tanto se habla y con tanta intensidad, que parecía que apenas podía respirar, sólo lo más que suficiente para seguir viviendo …
¿Y las sonrisas? Las sonrisas que se dibujaban en su cara lo hacían sin consentimiento, aparecían por arte de magia. Y le gustaba esa sensación.
Hacía tiempo que ella no se sentía así, y tenía miedo, le asustaba, pero le vencían las ganas de adorarlo a él tanto como él a ella.»
<3…
Desvaríos de mis desvaríos